viernes, 23 de marzo de 2007

Próximamente...

... no volverás a entender nada, nunca....

Jones.

A una nariz.


Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alguitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.

Francisco de Quevedo

Nada más, campeón, a disfrutar de la baja y a mejorarse.

Jones.

martes, 13 de marzo de 2007

MUSEUM HR GIGER

Ah! Sr. Batty, ¿cómo iba a obviar algo así? La visita al Museo Giger se merece un post para ella sola.

Antes de nada, para los iletrados que desconozcan la obra del maestro Giger, sólo decirles que saltó a la fama en 1979 como director artístico de la película Alien, el 8º pasajero, fue el creador de los decorados, pinturas de fondo, diseño de escenarios, trajes y por supuesto la "criatura", el Alien.
Posteriormente fue llamado para hacer lo propio con la película Dune, en colaboración con Alexander Jorodowsky (otro enajenado mental de cuidado), pero finalmente abandonó el proyecto para dedicarse a Alien's. Jorodowsky cedió la dirección a Lynch y nos quedamos sin ver a Salvador Dalí vestido de Leto Atreides (por ejemplo). En cualquier caso, H.R. Giger (también amigo de Dalí) se puso manos a la obra con James Cameron, después colaboró con Spielberg para los primeros storyboards de Poltergeist II, o igual fue antes, da lo mismo, porque no se volvió a saber nada hasta el estreno de Species (con Natasha Hestridge!), y más tarde Species II, para volver una vez más a las andadas en Alien 3 de David Fincher, el de Seven y por último en Alien Resurrección, una peli de baloncesto, bichos y franceses (parte del equipo que hizo La ciudad de los niños perdidos, Delicatessen o Amelie.

Aparte de estas "hazañas" cinematográficas que le valieron un Oscar por los efectos de Alien, se dedicó a sus cositas, vamos a pintar tonteridas españolas, que es lo que se le da bien, diseñó el logo de los "Hell Angel's", hizo la baraja "Giger's Tarot" y se montó un museo en un pueblecito de Suiza. Vamos a ello.



El Museo está enfrente del Giger's Bar, un bar decorado al más puro estilo Harkonnen, con bóvedas vertebradas, mesas y sillas importadas de Geidi Prime, ambiente oscuro, a pesa de las múltiples ventanas en arcos vertebrados de medio punto que hubieran hecho las delicias de Ripley y su lanzallamas. Lámparas en forma de cabeza de Alien invertida, paredes esculpidas de neonatos purulentos y llagados, de ojos abotargados y miembros tullidos te observan mientras te tomas un CocaCola y miras las montañas españolas en la llunyania, o algo. No es especialmente caro (pensaba que iba a serlo más) y aunque está muy recargado tampoco es pequeño, eso sí, viendo las fotos de la web, sin duda parece infinitamente más grande, virguerías de gran angular. Sea como fuere, es un sitio impresionante en su concepción.



En cuanto al museo, lo mejor para hacerse una idea es la Visita Virtual disponible desde una de las Webs oficiales de H.R. Giger, ya que puedes recorrer prácticamente todas las salas que hay, aunque no puedes acercarte a algunas de las zonas más interesantes como la vitrina donde yace dormido en la sumergida Riy.... digoooooo, donde reposa el imponente traje utilizado en la película Alien, el 8º pasajero, traje de más de 2 metros de altura, en la misma sala, bocetos, storyboards y aerografías de la película, y en el techo en actitud de dejarse caer sobre el visitante embobado y esbelto ejemplar de Aliens, por supuesto también a tamaño real tallado en poliéster y fibra de vidrio de color negro. En otra vitrina la cabeza de en monstruo de Alien 3, con un espejo en la base para poder apreciar los complejos mecanismos y cables que accionaban los movimientos de la mandíbula, las babas, la lengua y la boca interior, impresionante.
En la misma planta del castillo se hallan las salas de aerografías, la seria de Giger's Tarot, la serie Giger's Necronomicon y los famosos cuadros de Li Tober, su pareja durante 9 años que acabó suicidándose comiendo pan bimbo con Nocilla hasta sufrir un colapso diodenal.
Al pie de la escalera que sube a la segunda planta está una escultura en silicona, plexiglas y metal de la alienígena de Species, y enfrente una vitrina con la estatuilla ganada por los efectos visuales de Alien, es curioso, visto de cerca un Oscar emite cierto aura extraño, demasiado cine... (y sí, pensé en robarlo durante un segundo)-.
En la planta superior se extienden las salas dedicadas a las muchas colaboraciones cinematográficas realizadas, siendo la más importante -después de Alien, claro- Dune, mientras Jorodowsky iba a dirigir la película Giger se hacía cargo de todo el material gráfico, que partía de unos bocetos previos de Moebius. Cuando pasó a manos de Lynch, Giger se fué con Jorodowsky a casa a comer paella y dejó el proyecto. Especialmente espectacular es la sala Harkonnen, con la mesa y las 6 sillas de plexiglás negro pulido, incluyendo la silla del Barón Vladimir Harkonnen, con 3 cráneos superpuestos en el respaldo. La mesa debe medir unos 3 metros de largo y el conjunto es realmente espectacular, una copia en fibra de vidrio es la que hay en el bar.



Al lado de la mesa, hay un tren con varios vagones todo entero realizado con huesos y cráneos de animales, digno de la primera parte de Horror en el Orient Express, los que la hayan jugado, ya me entenderán, l conjunto medirá unos 4 metros más o menos. En la sala contigua hay dos réplicas de sillas Harkonnen para que la gente descanse y todo el material gráfico de Poltergeist II y Species.
Hay una tercera planta (la buhardilla) con la colección privada del Sr. Giger con obras de otros artistas -de tendencias bastante parecidas a las suyas- algunos de ellos de los años 30-40. En esta planta también hay una pequeña sala para ruedas de prensa. Las vistas desde las ventanas de esta planta son espeluznantes, por decir algo, pero realmente vale la pena subir aunque sólo sea por eso.



Una vez abajo de nuevo, volvemos a la entrada, donde está la tienda del museo, con muchísimas cosas ultracarísimas y ultrafuckers que te gustaría tener, pero tu vida de currito no te lo permite, como una réplica del conjunto de sillas y mesa Harkonnen (a escala, aunque también vende las sillas bajo pedido al módico precio de 12.000 euros cada una), esculturas de varios tipos, un soporte para micrófono cromado, una guitarra Ibañez serigrafiada por él, bocetos, serigrafías, litografías, posters, joyería, camisetas y mil friqueces más, en una sala anexa hay otro Alien trepando por la pared (antes estaba en la fachada del castillo) y varias vitrinas con dibujos más, también son dignas de mención las puertas del aseo, ya las quisiera yo para el mío, o mejor, para el coche!!

Y eso es todo, pálidos mamíferos domesticados, una visita irrepetible, tremebunda y ciclópea que hace años, cuando en el instituto rumoreábamos Mr. Batty y yo acerca de la existencia de dicho museo, nunca hubiera imaginado hacer. Realmente para ir a un sitio y descubrirlo, sólo hace falta ponerse en camino.

Jones.

jueves, 8 de marzo de 2007

Suiza unveiled

"... y llegó el día en que una barra de pan costó un millón de Rublos..." Más o menos así comienza el libro de Frederick Forsyth "El Manifiesto Negro", pasa los Rublos a Francos suizos y en vez de un millón pide 2, no, 4 ó mejor 20 millones por una barra de pan y ya te podrás empezar a hacer una idea de lo que cuesta la vida en la verde Helvecia.

El pasado fin de semana Armelita y yo nos subimos a los asientos de un MacDonell Douglas de la "compañía" Clickair y volamos raudos hacia Ginebra para pasar un par de días allí, hacer un poco de turismo y visitar la leyenda viva, el Museo HR Giger. Esto fue lo que pasó.

Sobre las 19.30 llegábamos al aeropuerto de Ginebra, después cercanías hasta la ciudad (6 minutos de trayecto) y nuestra primera sorpresa, un billete sencillo de metro para una zona, 2,40 Euros, 400 pelas, y nos quejamos en Barcelona de que el transporte público es caro, costando exactamente la mitad. ¿Os acordáis cuando el autobús costaba 95 pesetas? Tras esto llegamos al hotel sin mayores percances, ya que Ginebra es una ciudad pequeña -me atrevería a decir que incluso más pequeña que el Alicante actual- y probablemente con menos población, ya que en toda Suiza hay unos 7 millones de (millonarios) habitantes. El hotel está francamente bien, es algo caro, pero dentro de lo que cuestan otros hoteles, por situación y comodidades es sobresaliente, vamos yo lo recomiendo.

Ginebra está en el extremo oeste del lago Lèman, y como su nombre indica (Geneve="puerta del agua") es donde el río Ródano continúa su trayecto hacia el Mediterráneo, por lo tanto la ciudad tiene un río navegable y aparte, los puertos deportivos en el lago.

Una vez acomodados en el hotel decidimos salir a cenar algo baratillo, para minimizar la repercusión económica de una ciudad tan cara, así que nos fuimos a un chino que habíamos visto cerca de la estación. ¡PAM! 78 Francos por un par de pollos al limón, un arroz y 2 Coca Colas, al cambio unos 55 Euros, ¡Toma chino! Vamos, nos comimos hasta las servilletas antes de salir y volver al hotel con cara de haba.

A la mañana siguiente teníamos un buen viaje por delante, así que tras desayunar (sirven el desayuno en la habitación -esto es malo, porque no hay buffete libre:(- ) nos fuimos a la estación de tren a por nuestros billetes a Gruyeres, cogimos dos billete de Ginebra-Palézieux ¡PAM! 40 Francos por un trayecto como de Alicante a Villena, vamos bien. Después sacamos allí mismo (en unas máquinas estupendas que te permiten sacar billetes para cualquier destino desde cualquier sitio) los billetes Palézieux-Gruyeres ¡PAM! otros 40 Francos ida y vuelta en tren comarcal que atraviesa la montaña de 2 vagones, vamos bien.

El viaje fue muy agradable, los paisajes son increíbles, enormes (ciclópeos) prados verdes con el lago de fondo y asomando aún más allá, los Alpes totalmente nevados, es realmente algo digno de ver. Al cabo de un par de horas de viaje en total, llegamos a Gruyeres, donde hay que resaltar dos cosas; 1) Aquí está el Museo Giger y 2) El queso de gruyer NO tiene agujeros y NO es blandito. Según nos contaron allí, el típico queso agujereado que todo el mundo conoce como de gruyer, es un tipo de Emmental. El queso de Gruyeres es más seco y consistente, bien curado, vamos que está de muerte.
El pueblecito de Gruyeres es una plaza fortificada sobre una colina que se eleva unos 300 metros sobre el valle, en un extremos hay 2 castillos, el de Gruyeres (más grande y bonito) y el de Saint Denise, dentro del cual está el Museo. El pueblo es muy pequeño, básicamente es una calle con casas medievales a ambos lados reconvertidas en hoteles y tiendas de souvenirs. Tiene una iglesia y una fuente en el centro de la calle, más allá está el acceso a los castillos y ya está, no creo que viva nadie en el pueblo, pero de hacerlo, no serían más de 50 personas. La estación del tren está en la base de la colina y hay que subir por un camino vadeado por farolas hasta la puerta de la muralla que da acceso al pueblo.

Allí comimos pan con queso -como no-, compramos caramelos de dulce de leche artesanos y merengues típicos de la región, vimos el Museo Giger, dimos una vuelta por el Castillo de Gruyeres (lástima, habían cerrado ya la visita) y nos tomamos algo en el Giger Bar, su gusto es muy discutible para muchos, pero no cabe duda de que el tío es un genio.

Hacia las 19.00 horas bajamos para coger el tren de vuelta a Palézieux, y una vez allí cogimos otro que nos dejó en Lausana, en total unos 20 Francos más ¡PAM!, pero no acaba aquí la cosa...
Lausana es más grande que Ginebra, pero su estructura es muy parecida, un casco antiguo elevado (bastante elevado) dominado por la catedral y las calles y construcciones medievales que la rodean. Mucho más abajo está el paseo "marítimo" pero con lago, con los puertos deportivos, más hoteles y restaurantes. Aún así, tanto en Ginebra como en Lausana, la gente sale a cenar y de marcha por los alrededores del casco antiguo, y nosotros no fuimos menos... Y aunque no fuimos menos, sí que volvimos con menos, porque cenar en Lausana es tan caro como en Ginebra, de hecho nos costó lo mismo ¡PAM! por lo menos Armelita probó la carne de caballo.
Después de cenar y pasear un rato por el barrio viejo, volvimos a la estación para coger el tren de vuelta a Ginebra ¡PAM! otros 25 Francos de regalín antes de irte, para que no se te olvide.

Al día siguiente nos dedicamos a pasear por Ginebra, que aún no la habíamos visitado, la ciudad tiene tramvías y trambuses, un servicio de botes que cruza el lago para pasar de un extremo de la ciudad al otro, como los Vaporettos de Venecia. Las calles están impecablemente limpias e incluso en la orilla el agua del lago era tan transparente que podías ver el fondo. Subimos a la catedral protestante de Saint Pierre, y visitamos la Casa Tadel, la casa civil más antigua de la ciudad. Paseamos por el ayuntamiento y las casas donde se fundó la Cruz Roja Internacional, finalmente nos fuimos al puerto del lago a ver el géiser artificial, construido en el S. XIX y que dispara el agua del lago a 200Km/h a una altura de 140 metros. Luego de las fotos de rigor subimos a un barco que por otro ¡PAM! te daba una vuelta guiada por el lago, mostrándote las ultramansiones y castillos que hay por toda la orilla, príncipes, jeques árabes, presidentes, escritores, ex-jugadores de rol, parece que todos tengan una casita a la orilla del lago, eso, como dice el Ligre, para que luego llegues a tu casa pienses que qué guay y que qué suerte tienes... Creo que cuanto más me acerco a ellos más me cuesta imaginar cómo debe ser la vida de según que gente, para la que hace mucho tiempo el dinero dejo de ser algo computable. Ah! las vistas del Mont Blanc son impresionanates también.

Y eso es todo, un fin de semana intenso y completito, que eso sí, no estaría del todo completo sin el pertinente retraso de 3 horas en el aeropuerto, cortesía de Clickair. Nosotros hemos volado con Vueling y con Ryanair y no hemos visto tanta inoperabilidad y desmadre como en Clickair, no tienen personal presente en las terminales, por lo que te remiten a Iberia, que te dicen que ellos no son Clickair y que llames a un número gratuíto para informarte. Los asientos no son numerados "Free sitting" lo llaman ellos, y gilipollas les llamo yo, y a bordo no te pueden servir un puto vaso de agua, sencillamente porque no la tienen. Todo el agua del que disponen es para venta y si quieres, o necesitas, un vaso de agua si tienes suerte la azafata te dará de la suya, es así de duro y si no nos hubiera pasado tal cual a nosotros no me lo creería. Desde luego espero que se pongan las pilas porque Vueling les da mil patadas en calidad. Por cierto, si pides una hoja de reclamaciones te la darán, pero luego te la puedes comer, porque como no tienen sellos de la compañía a bordo, no te la pueden sellar y no vale para nada, tienes que volver a hacerla y entregarla en un mostrador de Iberia. Stupendo.

Total, que hasta hoy jueves no me he recuperado del fin de semana, porque hemos hecho de todo menos descansar.

Jones.

martes, 6 de marzo de 2007

¿Originales? ... no, gracias.

Escribo este sencillo y escueto post para hacerme eco de un anuncio que circula por webs más comprometidas con cualquier cosa que esta, que no lo está con nada, pero es que clama al cielo.

La cuestión, como podrán leer aquellos con estudios primarios avanzados y un mínimo de 25% en leer-escribir inglés, es que si eres tan desgraciado como para comprarte un producto original, como un DVD, tienes que pasar insufriblemente por toda una retahila de anuncios anti-piratería que no puedes evitar de ninguna forma, devaluando aún más el producto que estás comprando con su propia mierda.

Lo mismo ocurre cuando vas al cine y te tragas igualmente los típicos anuncios de no a la piratería, vamos a ver, "señores"; ¿no he pagado mi entrada para ver la película? Pues déjenme en paz con sus movidas de pérdida de beneficios empresariales, cuelguen su mierda en el Paseo de Gracia, donde la gente compra en el Top Manta, no en el cine, donde el que la ve encima a pagado.

En los DVDs es mucho peor, y más si compras una temporada, o una serie que consta de varios DVDs, en todos y cada uno la misma mierda anti-piratería. Señores, que ya he pagado el puto DVD, ya les he dado su trozo de carroña, déjenme tranquilo! Pues no, toma anuncio, por pirata.

Por esa misma razón, desde aquí aconsejo a aquellos que quieran una película con buena calidad (incluso a veces superior a la del DVD original) y sin mierdas anti.piratería, que se la descaguen de internet por el medio que más les plazca, porque el producto original es una pura bazofia. ¿El fin de la música? ¿El fin del cine? Váyanse todos a la mierda, como dijo el gran Fernando Fernán Gómez, si la música o el cine dependieran sólo de organizaciones como la RIAA o la SGAE, ya habrían muerto hace años.

lunes, 5 de marzo de 2007

Yann Gañánn Tiersen

El pasado día 28 de febrero, Armelita y yo nos deslizamos hasta la nave industrial que es ahora la reconvertida discoteca Razzmatazz para ver -y oír- al conocido compositor francés Yann Tiersen y al desconocido compositor francés Yann Gañánn Tiersen.

A pesar de que en los carteles sólo se anunciaba a Yann Tiersen, el concierto empezó con la actuación de Yann Gañánn Tiersen, este hombre, a diferencia del conocido compositor francés, toca una música bastante experimental, mucha cacofonía de guitarras eléctricas, teclado, guitarra rítmica y bajo, mucha distorsión, melodías repetitivas que suben in crescendo a medida que avanza la canción, de repente silencio.... sonidos guturales y maullidos eléctricos al tocar la guitarra con el arco de un violín, Yann Gañánn también canta, pero le pasa como a Mark Knoffler, su voz es agradable pero monótona, por eso con los instrumentos se expresa más y mejor. El sonido es, como he dicho agradable, pero muy New Wave y experimental, con temas incluso más cercanos al Jazz-Fusion, o algo.

Pues así iban pasando los minutos y cuando nos quisimos dar cuenta había pasado casi hora y media, pero ¿y el conocido compositor francés? ¿y Yann Tiersen?

Pues el señor Tiersen hizo un par de sigilosas apariciones, una violín en mano, demostrando su virtuosismo, por el que se ha dado a conocer en todo el mundo y otra acordeón en ristre, pulsando los acordes de un tema de "Amelie", ante el griterío avasallador de toda la concurrencia, que dejó claro que, aunque Yann Gañánn tocó más, Yann tocó mejor.

Yo reconozco que no estoy muy al día de los últimos disco del señor Tiersen, pero a la vuelta del concierto, me puse a investigar entre los miles de mp3 que todo buen friki posee hasta llegar a la discografía de Yann Tiersen. De cuatro o cinco discos que probé (sin incluir Good Bye Lenin y Amelie) ninguno era de Yann Gañánn y todos eran de Yann Tiersen. ¿Qué ocurrió, entonces? ¿Yann Gañann era el telonero? no, los teloneros eran "Smooth".... Seguiremos investigando...

Para concluir lanzo una advertencia a todos los fans como yo del conocido compositor francés Yann Tiersen que acudan a alguno de sus conciertos, y es que tengan mucho cuidado y que se fijen mucho, ya que sin que se den cuenta, en cualquier momento puede aparecer Yann Gañann y anonadar a la audiencia con una pelea de gatos electrónica, eso sí, muy bien compuesta -todo hay que decirlo- y de realización impecable.

Jones.