viernes, 4 de junio de 2021

Desde hace un tiempo mis hábitos como consumidor de juegos han cambiado radicalmente.

Allá por 2008, cuando hicimos nuestra primera mudanza mi colección de juegos de mesa eran un Catán, un Carcassone y un parchís del Señor de los Anillos.

Cuando nos mudamos por última vez, a finales de 2018, tenía casi 400 juegos. En 10 años casi 400 juegos salen a más de 3 juegos al mes. Hubo una temporada que por motivos de trabajo estuve unos meses fuera y enviaba los juegos al trabajo de Mrs Fogg. Al final pusieron una jaula metálica con mi nombre para guardar los paquetes. Recuerdo que cuando regresé a casa tenía todos los paquetes en una habitación y estuve casi una tarde entera abriendo paquetes con el pequeño cimmerio, como si fuesen Reyes.

Lo pienso ahora y veo que es una locura. Si a esto le unimos que nunca he vendido un juego (ni tengo intención de hacerlo salvo que me falte espacio o un pedazo de pan para dar de comer a mi vástago), tenemos una combinación explosiva.

Pero desde hace unos meses el ansia (otra vez esta sensación) me ha disminuido. No ha sido de golpe, como una epifanía a lo San Pablo, sino algo más bien gradual, una especia de andropausia lúdica.

Hace apenas dos años consultaba todos los días la web de kickstarter, las principales tiendas on line y me leía todos los post del hilo de venta de la bsk. Compraba juegos por aspersión, sin leer reglas, ni reseñas, tan solo por si el tema me gustaba. Y una vez comprados los abría, le echaba un vistazo y a la estantería, a la espera del momento idóneo par a jugar, que nunca llega. 

Ahora en cambio, no entro en kickstarter salvo para cosas muy concretas, se me pasan los meses sin ver las novedades en las tiendas on line y no apunto los últimos juegaken que recomiendan los gurús.

 No me preocupa el tema de la antiludoteca, ni del dilema jugador - coleccionista, lo que quiero ahora es disfrutar de los juegos, más que con los juegos. Eso no significa que haya dejado de comprar, ni que sea más selctivo, lo que ha ocurrido es que ahora hay pocas cosas que me llamen la atención. Tengo la sensación que todo es más de lo mismo, que no hay nada nuevo bajo el sol. El enésimo colocación de trabajadores no aporta nada que no tenga alguno de los juegos de mi colección. Ni los wargames, ni temáticos, ni miniaturas. Si ya me supone un esfuerzo sacar un juego de la estantería ni que decir de la pereza que me da comprar ahora.

Sigo comprando, en lo que va año 3 juegos, escuhado podcasts y consultando la Bsk casi a diario, pero no disfruto de esas actividades como hacía antes. Ahora prefiero sacar el Combat Commader, desplegar un escenario y jugar ambos bandos, apuntando las órdenes y acciones, como si fuese a hacer un AAR.



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