viernes, 20 de febrero de 2009

Truño Rojo

Tras un par de meses de anunciarla, ayer estrenó la Primera la muy esperada, al menos por mi parte, Águila Roja. Personalmente creía que sería una buena serie (mi vida ha cambiado desde que llevo una vida normal. A veces creo que vivo en un anuncio de colonia) pero una vez más la dura realidad terminó por imponerse.
A los 5 minutos de empezar la serie te das cuenta que estás ante otro truño infame made in SGAE.

La calidad de los titiriteros que actúan es ínfima. El protagonista es más plano que Keira Knightley, los dos coleguitas son como el Resines y el Fiti de los Serranos, los malos, de opereta, los decorados de cartón piedra y la ambientación en general horrorosa (Lo del niño repelente con gafas en la escuela es simplemente patético). La actuación de los personajes secundarios es de colegio (No sé que habrá tenido que hacer la actriz que interpreta a la mujer del protagonista para que le den ese papel. Supongo que tendrá otra serie de virtudes que suplan su nula capacidad interpretativa y que a nosotros nos queden ocultas). No hablo de Satur, el pícaro acompañante del prota porque no tengo palabras para definir un personaje tan mal interpretado y tan mal escrito. Todavía alucino cuando recuerdo como le pedía sus derechos al carcelero después de ser encerrado por robo.

Mención aparte merecen los diálogos. Forzados, sin sentido en muchas ocasiones y en los que se aprecia una ardua tarea de investigación de entre cero y un minuto.

La historia en sí no es que fuese muy original, un pobre maestro de escuela al que matan a la mujer por estar en el sitio equivocado en el momento equivocado y verse envuelta en una conspiración para derrocar al Rey. El pobre maestro, al enterarse de la muerte de su mujer, y presa del dolor decide convertirse en justiciero, aprovechando las habilidades adquiridas en su viaje a China.
Original original no es mucho, la verdad, pero series y películas con argumentos más simples y manidos son más interesantes, entretienen más y sobre todo están mejor hechas.
Creo que el problema es que los que han perpetrado este engendro audiovisual se han olvidado de los elementos clave en el cine español, a saber, los travestis, los gays, los fachas reprimidos y personajes de derechas tontos y sin escrúpulos.

Por eso propongo una serie de cambios. La condesa tiene que ser votante del PP, el malo malote de Francis Franco tiene que ser un facha gay reprimido que busca a Águila Roja, la vengadora travesti sobre sus plataformas de 40 cm, que recorre el barrio de Chueca en el Madrid de los Austrias buscando venganza por la muerte de su pequinés a manos de los fascistas conjuradores que quieren acabar con la vida del Rey Zerolo.

Si a eso le añadimos apariciones estelares de la Bardem, y de Willy del Toro como monja lesbiana ninfómana y cura pederasta, el éxito está asegurado, o al menos las subvenciones.
Lo bueno de todo esto es que la SGAE puede estar tranquila, no creo que haya un aluvión de descargas de esta serie en el emule.

Por mi parte el jueves que viene me dedicaré a ver alguna de las series de los malditos norteamericanos que nos invaden con su cultura imperialista.

6 comentarios:

Unknown dijo...

bien, me voy a ahorrar los comentarios sobre el vergonzoso hecho de que vieses siquiera un solo capitulo.... Dentro de nada comentaras matrimoniadas, amar en tiempos revueltos y el internado. Que lastima, como se estropean las mentes, que lastima

Doctor Jones dijo...

... Pues yo vi uno de esos del 23F que pusieron hace poco... HOLY CRAP!!

Jones

Unknown dijo...

estamos llegando a unos niveles que pa que contarte, pa que...

Lord Lowis dijo...

Y yo vivía feliz sin saber de la existencia de la Keira esa.

Mr. Fogg, ha roto usted sus votos de no ver cine español, se lo tiene merecido.

Unknown dijo...

Ayyyy, bendita ignorancia, cuanta felicidad aportas al mundo...

MrFogg dijo...

Pues sí, he roto mi promesa, pero es ahora soy un infeliz total, que vive en una fantasía.
Fíjese Lord Lowis como será, que me planteo el ver la última de Amenábar, Ágora.
De todas formas no se preocupen por mí. Si alguna vez tengo la tentación de ver una película de Almodóvar o de interesarme siquiera por los premios Goya, he dado instrucciones claras a la Sra. Fogg para que me encierre en el trastero y tire la llave