
Sí, ya se lo que estáis pensando, que nuestro amigo
Charlie ha dejado el mundo de la optometría y ahora se dedica al tráfico de estupefacientes. Bien, podría ser, de hecho, yo lo pensé y creí que iba a ver una película de yonkies, pero al final... ¡resulta que no era eso! Es una película de niños y chocolate, pero del que se come.
Algo parecido podría pensar cualquiera, pues cuando terminas de ver el trailer, tienes la sensación de que no sabes muy bien qué vas a ver. Y es que Roald Dahl no parece ser un escritor conocido por las masas en España, como lo es en los Estados Unidos, allí sus libros se estudian en los colegios de primaria y su obra está a la altura del
Cuento de Navidad de Dickens, por lo que se me ocurre que no es un trailer dirigido a aquellos que lo desconocen, sino para sus miles de fieles lectores anglosajones y aquellos afortunados y doctos conocedores de su obra.
No es la primera vez que se lleva su obra al cine,
James y el melocotón gigante, producida por Tim Burton, fué la primera aproximación de éste al universo de Dahl, un universo que le viene a Burton que ni pintado -al fin y al cabo,
Pesadilla antes de Navidad también era un cuento para niños-.
Otra cosa que me ha llamado la atención es que ya se hubiera hecho una versión anterior del libro, una película de 1.971 titulada
Willy Wonka y la fábrica de chocolate, del inefable Gene Wilder, con unos Oompa Loompas dignos de Warhol venido a menos. No cabe duda de que el imaginario de Burton está por encima de la media.
Los infames Oompa Loompas rodean a un poco agraciado Willy Wonka.Y ahora ya, y tras el susto inicial, la versión que nos acontece. A
grosso modo se podría decir que el color lo es todo, lo sombrío, lo triste es nieve, frío, grises y azules... dentro de la fábrica y en sus años de esplendor, todo es luz, calor, rojos, naranjas, amarillos, púrpuras... Los vestidos, los decorados, el cielo, todo es color -especialmente los trajes de látex de los Oompa Loompas, son lo mejor-.
En cuanto a los personajes, bueno, estereotipos de los de libro, el niño bueno buenísimo y pobre pero humilde y generoso, la niña rica de alta cuna, estúpida, caprichosa, vanidosa y malcriada, el niño tontorrón, gordo, comilón y goloso; luego la niña deportista, avasalladora, competitiva, campeona y ganadora, y por último, el niño tecnoadicto, violento, prepotente, inteligente pero malvado, carne de videoconsola. Ese es el elenco que acompaña a Willy Wonka, un personaje extravagante, pálido, vistoso, histriónico, cínico y traumatizado, a traves de la adimensional fábrica de chocolate y golosinas de todo tipo. En definitiva, un cuento para niños.
Segun dicen los entendidos, esta es la versión más fiel al libro, con un pequeño añadido de Burton al trasfondo de Willy Wonka, por si acaso, no diré más.
La película es buena, entretenida y sencilla, sin pretensiones. Es una película para niños, pero a pequeñas dosis se saborea algo del humor negro y la ironía de Burton (que por otro lado parece ser que también está en el libro). Evidentemente, como todo cuento que se precie, tiene moraleja, que no sorprenderá a nadie. En definitiva, vale la pena verla, es el Tim Burton de
Eduardo Manostijeras, no el de
Big Fish o
El Planeta de los Simios, lo que -para mí- es bueno. Otra cosa, hay canciones... Sí, yo también pense al principio ¡Horror, huyamos!, pero vale la pena verlas sólo por las coreografías de los OompaLoompas. Espeluznante.
Por cierto, es dificil ver una película hoy día en la que no aparezca ningún arma de fuego.
Jones.