Esta serie de entradas, sobre las 500 palabras, van a hacer
referencia a aspectos de los juegos de mesa.
La primera píldora es por qué los juegos de mesa. Qué tiene
de especial este hobby.
Si tengo que definirme como un tipo de jugador o con
preferencia por un tipo de juego, eurogamer, ameritrasher, temáticos, wargamer,
etc…, la respuesta no puede ser otra que rolero.
Considero el rol como la expresión más alta del hobby, el
culmen de esta afición. Mi evolución fue muy parecida a la mayoría de la gente
de este mundillo, novelas de fantasía y ciencia ficción, juegos de mesa tipo Monopoly,
Risk, la Fuga de Colditz, En busca de Imperio Cobra y similares. De ahí a los
libro juegos de Elige tu propia ventura (los rojos) y después los negros de
Dungeons & Dragons y esos anuncios al final de libro de una cosa llamada
juego de rol. Y por fin el nirvana lúdico, la caja roja de D&D de Dalmau
Carles. Horas y horas de campañas, nuevos juegos, La Llamada, Rune Quest, MERP
y Rolemaster (el mejor juego de rol)
Después llegó la universidad y otras distracciones que me
apartaron un poco, aunque no del todo, de los juegos de rol. Una vez con trabajo
y cierta estabilidad, volví a retomar las partidas semanales con los mismos
descerebrados con lo que jugaba con 17 años. El siguiente hito fue formar una
familia, y en mi caso mudarme a otra ciudad, y es ahí donde además de jugar a
rol empiezo a jugar a juegos de mesa modernos, hasta entonces un mundo apenas
conocido para mí.
Ahora gasto más tiempo de ocio en los juegos de mesa que en
los juegos de rol. El por qué tiene varias respuestas. Antes de nada aclarar
que los juegos de mesa son para mí la metadona de los juegos de rol, un
sustituto que te quita el mono pero que hace que dejes de soñar con el subidón
de lo auténtico.
Los motivos por los cuales juego más a juegos de mesa que a
rol son los siguientes:
1.
Compromiso. Para jugar a rol necesitas más
compromiso al tener que juagar siempre con la misma gente, al menos mientras
dure la campaña o aventura. Los juegos de mesa permite ser más promiscuo, salvo
rollos legacy o campañas. Hoy juegas con un grupo y la semana que viene con
otro. Y sin pegas ni sentirte culpable.
2.
Preparación. Para jugar a un juego de mesa basta
a veces verse un vídeo en internet, o si está Nacho cerca decirle que se lea
las reglas, y ya puedes jugar. Para jugar a rol además de saber las reglas, ya
seas Máster o jugador, hay que prepararse la aventura, conocer la ambientación,
y tener una gran capacidad de adaptación a las capulleces que puedan hacer los
jugadores.
3.
Me permite jugar con la familia. Aunque he
jugado una vez a rol con mi mujer y me ha dicho en varias ocasiones de jugar
(cosa que haremos cuando el pequeño cimerio no sea tan pequeño) es más fácil
sacar un juego de mesa y echar la tarde en familia, o bien con amigos y sus
familias.
Y hasta aquí la primera píldora lúdica.