viernes, 20 de agosto de 2021

PÍLDORA LÚDICA III LA SOCIALIZACIÓN EN LOS JUEGOS DE MESA.

 

Partamos de dos premisas, en primer lugar no me gusta la gente, así en general, y en segundo lugar solo juego con amigos, que lo son por haberlos conocido gracias a los juegos, ya sean de rol o de mesa.

Es muy común señalar como virtud el componente social del juego. ¿Pero a qué nos referimos con ese componente social? ¿A las relaciones sociales, conversaciones o charlas, que se establecen antes, durante o después de la partida?

Entiendo que cuando se está jugado hay que tener cierto respecto por los demás y por lo que estamos haciendo, jugar. Las charlas que se puedan dar durante la partida son una falta de respeto. No digo que haya que comportarse como cadetes prusianos o monjes de clausura, pero cualquier interrupción que distraiga de lo que se está haciendo en mesa está fuera de lugar. Otra cosa es el troleo, las celebraciones por los caprichos del azar y otras formas de liberar tensión, las comidas de oreja inherentes a ciertos juegos, es decir el meta juego. Comentar qué tal te va en el trabajo mientras los demás hacen su turno, para sumergirte en un abismo de AP cuando te toque a ti porque no has estado atento es una falta de respeto. De igual manera que estar con el móvil.

El quedar antes de la partida (como hacíamos antaño los viernes en Ateneo para “marear”) o después (cenar, barbacoa, tomar unas cervezas y rememorar por enésima vez las batallitas de siempre) son el componente social que me gusta de verdad, y el que transforma a los compañeros de partida en amigos. El componente social de jugar se da fuera del juego y es cuando se disfruta más, aunque a mi mujer le extrañe que mientras jugamos no hablemos de nada que no sea de la partida. Rancios que somos.

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