viernes, 6 de agosto de 2021

Transcencia vs Inmanencia

Visto que nadie más, además de un servidor, escribe en el blog, abandonado a su suerte y sin recibir visitas, me he apropiad de manera temporal para hablar de mis mierdas, que como se pueden ver no son muy variadas. 

Hoy retomo mi faceta más gafa pasta para hablar de la transcendencia e inmanencia, y las consecuencias de la prevalencia de una sobre la otra.

Si mal no recuerdo en COU me explicaron que la transcendencia era todo aquello que superaba y excedía al ser humano, y por tanto su antónimo, la inmanencia, era lo que quedaba limitado al ser humano.

Hasta hace relativamente poco nuestra civilización era trascendente en el sentido que tenía un objetivo, algo por encima del individuo, un objetivo a  alcanzar y que daba sentido a nuestra existencia. Ya sea la familia, la nación, el partido o el proletariado, los individuos tenían algo que era superior a ellos y en el que podían buscar un significado a su vida. Algo del que fuésemos parte y que permaneciese una vez hubiésemos muerto. Lo que observo en la actualidad es que se ha perdido ese concepto y ahora nos centramos en lo que nos afecte directamente y se limite a nuestra propia existencia. A pesar de que hay ciertos movimientos que puedan parecer trascendentes, rollo ecología, salvar el planeta y chorradas varias (el planeta no necesita ser salvado, porque nos puede borrar del mapa con relativa facilidad) no son más que justificaciones para tener algo transcendente en nuestra vida, sin llegar a comprometerse con ello decididamente (ser socio de la ONG de turno y no usar plástico sirve para acallar tu conciencia y justificarte, nada más)

En la época que nos ha tocado vivir prima lo inmanente, y al no tener algo trascendente a lo que aspirar y que justifique y dé sentido a la vida se transforma en hedonismo, gozar lo máximo posible sin preocuparse por los demás ni por el futuro porque una vez muramos muertos estamos y se acabó. No hay cielo, ni infierno, ni Reich de los mil años ni paraíso socialista sin clases. Después de la muerte solo hay la nada y el olvido. 

Y no cosa que dé más miedo al ser humano que la nada y el olvido.

P.D. Esta paja mental tiene trescientas setenta y siste palabras y está dedicada a todos los filósofos, politólogos, sociólogos, opinólogos y ólogos en general, que para decir una chorrada con el mismo rigor y valor objetivo (que no científico) utilizan varios miles para justificar los años perdidos en sus correspondientes facultades.

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